Infinita, la puedo hacer con el verso
a tu sonrisa, declarándola horizonte donde
nuestras perfecciones se aúnan y serpean,
rizando el cielo con miel, de pura esencia.
Eterna, la puedo hacer con el verso
a tu lágrima, declarándola insaciable espiral de lava
que por transfusión se evapora y acuna
a la nuestra, impávida, alabada, absorta, locura.
Perpetua, la puedo hacer con el verso
a tu mirada, declarándola como nieve que brota
en la alta montaña y sucumbe entre las nubes de tu iris, azuladas.
Nieve que se desgarra y colma