Insospechados extremos que nunca os imaginé en un mismo cuerpo. Dime cómo tu mano lenta, tanto antes muy inquieta, tal ala agitada como cien mil alas tantas, después como abanicando la frescura del gozo, más lenta aún, delicada como si quisiera palpar la esmeralda y huella no tentara, entonces ya me acariciaba, el cuello me abrazaba. Dime cómo tu mano, estilizaba mis pasiones y locuras más desenfrenadas. Tu boca, dime cómo lenta, tanto antes muy avariciosa, como si probar todos los sabores en un instante fuera gloria, después por un conjuro como hechizada, más lenta aún, se acercaba risueña y en mis labios se posaba. Tu boca, dime cómo forjaba los elevados destellos de la que a mis labios enloquecedora fragancia inquietaba. Dime cómo tu boca, tallaba sensaciones todas perfiladas con una ternura extremada, tu boca cómo de terciopelo dulce mis labios bordaba. Tus ojos, dime cómo desafiantes, tanto antes sin llanto, como si fueran inventados, después como el exquisito mármol, cristalizaban mis gestos, placeres, mis sentidos; Cómo de seda van puliendo mis deseos, cómo van enmudeciendo a mis palabras. Dime cómo al principio, en un mismo tiempo lo incitas al fin. Dime cómo tu aflicción, a un mismo tiempo en deleite se corona. Dime cómo tu crispación, a un mismo tiempo en sensualidad se torna. Dime cómo tu rabieta, a un mismo tiempo se orienta en cautela. Tus ojos dime cómo difuminaban la sombra de nuestros secretos tan intensos. Tus ojos, dime cómo con suavidad y finura manteniendo la mirada, iban deslumbrando mi figura. Dime cómo entrelazas, en tu cuerpo, a tan dispares extremos.
Tras la cortina pesada y tupida, justo delante del ventanal, dos velas halladas encendidas, y con cada gota caída, justo así lo tejías con hilo, mi corazón, tú tejías con hilo fino. Con traiciones lo desilachaste y ahora encuentro el sentido, porque bien sabemos querido que ya no hay hechizo y el amor no se teje con hilo fino.
Así simplemente...quiero que lo nuestro sea lo más simple y que por ser sumamente simple se considere tan complejo que todo lo abarque. Así simplemente, lo sencillo tendemos a oscurecerlo, a complicarlo, pero quiero que lo nuestro sea tan simple, tan fácil y espontáneo, tanto que no tenga color, que lo simple incluso se pueda aun más simplificar, que parezca como inverosímil por la autoridad con que se imponga lo verdadero, lo transparente, lo auténtico. Así simplemente, la simplicidad de tu gesto, tu caricia, tu beso, la sencillez de tu ser, la sinceridad y pureza del ánimo, tu candor quiero que sea la salvación y tu ingenuidad mi único y útil aliado. Así simplemente...quiero que lo nuestro sea lo más simple, enséñame, sin dificultad alguna, lo más simplicísimo y natural, tanto que simplemente sea una realidad, y que por ser una realidad sea temporal, y que por ser temporal sea eterna, y que por ser eterna, lo simple no tenga principio ni final.
Yo le hube mirado, le había mirado, le miraba, le miré, yo le he mirado, pero es que le miro, sin límite, infinito y aún delante suya me inquieto, porque creo jamás antes haberle mirado. Aunque yo le mire, le haya mirado, le mirara o mirase, aunque le hubiera o hubiese mirado, le miro, sin límite, infinito y aún delante suya me inquieto, porque creo jamás antes haberle mirado. Yo le miraré, le habré mirado, aunque yo le mirare o le hubiere mirado, le miraría, yo le habría mirado, le miro, sin limite, infinito y aún delante suya me inquieto, porque creo jamás antes haberle mirado. Mira tú, mirad vosotros, mirar, habiendo mirado, mirando... y quizás me abruméis con mérito, porque para cambiar solo el tiempo verbal mejor no escribo...pero sin argumento, le miro y le habría vuelto a mirar , sin límite, infinito y aún delante suya me admiro, porque creo jamás antes haberle visto.